viernes, 19 de febrero de 2010

De la troca

El parque móvil define a los sitios y la pequeña franja cretácica que conozco tiene su vehículo estrella. Inicialmente diseñado para trabajar, transportar cosas y moverse por terrenos complicados os presento al pick up truck. En chicano la troca, palabra de la que abusar.

Asustan. A mandos de mi pequeño Elantra me veo a diario rodeado de Silverados, Tundras, F-250, Escalades, Rams y demás nombres rotundos y masculinos que me duplican en altura, triplican en masa e incluso algunas tienen 4 ruedas en el eje trasero.






Así está el Patio

Cabalgadas por toda raza o edad la troca sólo distingue dinero; en sitios pijos verás pocas aunque las haya deluxe. Pesadas, lentas, sobrepotentes, con cabinas enanas, feas, vivo ejemplo de un modelo de movilidad absurdo; uno se pregunta por qué tanta troca, qué les empuja a tenerlas.


Los griegos que lo saben todo o al menos tienen buenos ejemplos. Y la troca representa el destino (o el Edipo bien entendido) del tejano. En un estado que tiene el espacio como condena es comprensible que el local se vea abocado a tener que llevar como un Sísifo que no entiende unos cuantos metros cuadrados de espacio de carga estéril detrás. A todas horas.



Sísifo lleva su piedra en una troca y a Dios le parece bien
No se aclara si tiene que estar así la eternidad entera


Sin saber por qué replican el paradigma estatal, milla tras milla, generación tras generación, son víctimas de la rueda que no deja de girar que determina su vida. El espacio por el espacio y porque sí. ¿O no?

Como somos post-ilustrados queríamos usar métodos empíricos y condujimos una exhaustiva encuesta a 3 personas; los motivos aducidos por los oriundos para poseer una varían y son poco creíbles. K. te dirá que es para por si tiene que llevar algo, como si fuese muy tejano que cada dos por tres te llame un colega para transportar muebles o Billy Bob necesite una mano para mover reses de un rancho a otro. A. hace hincapié en la seguridad y en lo mal que conduce la gente



FACT, ya hablaremos más tarde

sin pararse a pensar que es víctima de una escalada de tamaños. S. la usa porque es el coche de empresa y El F. juega a “un dos tres troca” que no he sido capaz de entender en qué consiste. El resto, sin preguntar, seguro que dicen lo mismo.

No hay conclusión, a lo Pekar. No me pienso comprar jamás una troca y espero el día que al hacerlo recuerden mi actual determinación a no hacerlo.

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