On the Road

Tamparantán que te han visto Pepe, tamparantán que te han visto Juan. El Flaco ha pasado de peatón militante a chuparse habitualmente 120 kilómetros diarios al volante. Será que soy novato en esto, será el american way of life, pero ahí va una
ronda relámpago sobre las cosas que me tienen alucinado de esto de la automoción.

Lo primero disculpas a todos aquellos fittipaldis amigos míos a los que tantas veces les he pedido calma al volante - A Hdez Asesino, Imperterrito el comekilometros, S. Caballero el comeculos, Ivars 150 por hora, y demás amigos de las prisas-. Qué sabios erais y yo qué ignorante. Contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte, respetando la velocidad, me dejo cuartos de hora tirados por las curvas de la estatal 183. Písale coño, que no llegamos. Pero hay dos problemas: la potencia y la ley.

La potencia quiere decir que el coche que menos tira tiene 400 caballos. Y total, si la gasolina la regalan (40 cts de euro el litro) , vamos a usarlos. En la práctica, ya sea un camión hormigonera o un pickup tirando de una embarcación pequeña -o
de una casa, que yo lo he visto-, su velocidad será la máxima permitida. Ni más ni menos. Y si van en paralelo taponando, pues taponando, y cuando cuatro monstruos te emparedan a 65 mph -y eso que El Flaco gasta buen carro como recordareis de anteriores episodios- te gustaría no ser el único que no lleva un arma semiautomática debajo del salpicadero.

La ley significa que los límites de velocidad los fija el sheriff del condado. Y sí, los que yo he conocido suelen tener esta pinta Se dice, se comenta, que es de las pocas cosas que estos tipos pueden decidir como les salga de las espuelas, así que se aplican al máximo. Para meterte en la trena si te pasas, y para colocar de modo totalmente aleatorio señales limitando la velocidad. En serio, el caos. No hay principio de prohibición ni final. Vas por una autopista recta que se pierde en el horizonte, tres carriles por sentido y cuatro coches en la carretera. De repente un cartel. 45 millas por hora. Por qué? Y sobre todo, Hasta cuándo?. Quizás en la próxima curva otro cartel te devuelva tu velocidad normal, quizás recorras otras 30 millas en linea recta sin más indicaciones. Nadie lo sabe, pero nadie va más deprisa de lo que nos indican. Porque ellos están ahí fuera, en algún lugar, esperando que falles para encender sus luces, colocarse detras y empezar su numerito.

Sé cómo va el numerito porque me pararon ayer. El Flaco iba despacio y sobrio, pero se había tomado un par de margaritas en Antone´s y mientras se echaba al arcén por su garganta subía la idea de pasar la noche en el cuartelillo y ser deportado. De puta madre tio listo. En USA no hay controles rutinarios, pero el "suspicious drive" implica parada y examen de los de las pelis, mano en nariz, pata coja y contar hacia atras o lo que se les ocurra. Tanto misil teledirigido y no les da para alcoholimetros, tíos cutres. A lo que iba, te ponen las luces, te echas al arcen, las dos manos al volante y ni se te ocurra moverlas, el coche se para 10 metros
detrás de ti para que la cámara que lleva acoplada en el salpicadero grabe todo el proceso -y eventualmente mi o su muerte- y a esperar. Por el espejo retrovisor puedes ver como el T-1000 se acerca leeentamente. Mierda mierda mierda.

Me encantaría contaros que estoy en Alcatraz y he tenido que pagar a dos puertorriqueños para que guarden mi culo blanquito, pero desgraciadamente he vuelto a la oficina. Parece ser que si se te olvida encender las luces y vas en modo invisible por la carretera -bien hecho, Flaco- ni te hacen el test de alcoholemia, ni te apuntan con el revolver, ni nada que haga que el video de tu arresto sea el nuevo hit en youtube. Ni siquiera pestañeó cuando le saqué mi ridículo carnet rosita desplegable. Hasta me dijo que pasara buena noche, el muy cabrón.

Y para esto pago yo impuestos al condado? Mañana el trayecto obra-oficina no baja de las 100 millas por hora.