miércoles, 1 de julio de 2009

Lo que el viento se llevó

El animal mejor que yo recuerdo
es, con mucho y sin duda alguna, el cerdo.
El cerdo es bestia lista, es bestia amable,
es bestia noble, hermosa y agradable.
Mas, como en toda regla hay excepción,
también hay algún cerdo tontorrón.
Dígame usted si no: ¿qué pensaría
si, paseando por el Bosque un día,
topara con un cerdo que trabaja
haciéndose una gran casa... de paja?
El Lobo, que esto vio, pensó: "Ese idiota
debe estar fatal de la pelota...





Efectivamente amigos, no se me caen los anillos por proclamar que resido en una vivienda de pobre construcción edificada en una zona suburbana (rae dixit). En el país de la leche deslechada, los platos de papel y el cutrerío por bandera estamos
orgullosos de que el 70% de la población viva en chabolas. Muerte al ladrillo, invento iraquí y por tanto peligroso ! Viva la chapa de aglomerao y las vigas de madera!

Las ventajas saltan a la vista. Si quisiera, que no es el caso, podría romper las paredes de mi cuarto a puñetazos sin tener que pasar por el hospital. Aunque mi vecino de pared no quiera, que es el caso, cada mañana se despierta con mi alarma. Poca cosa comparado con las jam sessions de gemidos latinos y rechinar de camastro que él me regala de madrugada en madrugada ¿Hay algo más inoportuno que llegar borracho a casa y no poder dormir por el sexo desenfrenado que acontece al otro lado del papel de fumar que tienes por pared?

Yes it is. Es mucho más elegante escabullirte con aviesas intenciones del afterparty que hay montado en la chabola de enfrente subido en el coche de una menor -menor sólo para beber, no alterarse- que conduce con una melopea tan grande como la bolsa de matuja que no sé por qué llevo en mi bolsillo. Aún mejor, además de todo eso, que la susodicha rubia haga honor a su pelo y se encajone contra las puertas automáticas de la verja de entrada en un error de aproximación que hace que ni el coche pueda avanzar, ni pueda retroceder, ni yo pueda huir por la puerta del copiloto. Bravo Flaco. A tu jefe le encantará conocer los detalles de por qué le llamas desde la comisaria.

- Kelsy, sweetie, could you please move the fucking car out of here for god sake antes de que un coche patrulla nos pille con el puto carrito del icecream?!

- Espaniolo es miedou? Hahahaha! (hip!)

Un juez no dudaría ni un instante:
¡Diez años de presidio a esa tunante!
Pero en la historia, tal como se cuenta,
la miserable escapa tan contenta
mientras los niños gritan, encantados:
¡Qué bien; Ricitos de Oro se ha salvado!


Kelsy pisa el acelerador, el chasis gime, las ruedas chirrían, al Flaco se le para el corazón, la verja muge, cede, se dobla y cae mientras los cuatro delitos castigados con carcel que vamos montados en este Chevrolet del 97 salimos quemando ruedas. Pero no mezclemos cuentos.Porque de aquel cerdito, al fin y al cabo, ni se salvó el hogar ni quedó el rabo.


El Lobo siguió dando su paseo,
pero un rato después gritó: "¿Qué veo?
¡Otro lechón adicto al bricolaje
haciéndose una casa... de ramaje!


A los Leblanc , a los Smith o a los Mc Conaughy ,les ha pasado unas cuantas veces que, estando en su salon viendo la final de la NBA, un coche se lleva por delante la pared, la lámpara, los visillos que cubren la mesa y la abuela. God dammit! con lo interesante que estaba el partido y una furgoneta tenía que aparcar en nuestra tele de plasma! De todas maneras no hubieran podido seguir viendo el baloncesto porque a los diez minutos lo quitaron -como lo oye señora- para poner el parte metereológico. A pesar de que otras diez cadenas diez estaban informando en ese momento de los movimientos del tornado, o te asustas o te asustas. Por tu propia seguridad. "Higly dramatic situation", "su familia está en peligro".


Y por más que rezó la criatura
el lobo destruyó su arquitectura.
"¡Qué afortunado soy! -pensó el bribón-.
¡Veo la vida de color jamón!"



Y ya para acabar, un final feliz. Si vas a Nueva Orleans es obligado visitar dos zonas.Una es el barrio frances, , brutalmente precioso con sus casitas del siglo XVIII. No me ha sorprendido lo más mínimo que los gabachos, hace 250 años que se dice pronto, hicieran unas casas capaces de aguantar el Katrina mejor que las construidas en la otra zona que ahora es tambien visita obligada. Los "barrios en reconstrucción" es el eufemismo para definir los guetos de las afueras, en los que fundamentalmente vivía escoria, que siguen como si el Katrina hubiera pasado hace una semana.Muy buena idea no gastar un duro en arreglarlos. Te ahorras que se vuelva a llenar de mala gente y creas un sitio de interés turístico con coste cero ¡Un parque temático que mejora cuanto menos inviertes! Manzanas y manzanas de esqueletos de chabolas, puertas con las cruces (originales) indicando muertos dentro -espero que eso sí lo hayan limpiado- y unos socavones de acojonar a las fieras que amenizan todo el circuito. Muy entretenido y para toda la familia. Lo único que mejoraría es el tema de las fotos de recuerdo. Resulta un poco incómodo tener que hacerlas desde el coche, pero parece ser que a los que aún viven en las pocas chabolas que son habitables no les hace gracia que poses delante de lo que fue la casa de sus vecinos. Menos ética y sentimientos coño!, Dejad de estar tirados en las esquinas con cara de tener depresión y montad un chiringuito de venta de astillas originales a 1$!. Estos negros cómo son, hay que explicárselo todo.

PD: Ayer me pillé por cuatro duros la versión original de "Cuentos en verso para niños perversos" de Su Majestad Roald Motherfucker Dahl, y de ahí salen los versos de arriba. Me flipaba cuando era un gafotas cara torta más bajito y me sigo descojonando de grueso. Contar lo bueno que es este tío ya lo hace con más gracia uno de los desayunos del Flaco aquí.Pero que es brutal, de verdad, pilládlo. Pero no en inglés, porque la versión española es mucho más cachonda, y por ir de gafapasta he tirado el dinero.

Hala, ahí os dejo el final por si alguno le apetece. Me ha entrado hambre, me voy a comer unas costillitas. Besos cerdos, cerdos.



"¡Aló! ¿Quién llama? -le contestó ella-.
¡Guarrete! ¿Cómo estás? Yo aquí, tan bella
como acostumbro, ¿y tú?". "Caperu, escucha.
Ven aquí en cuanto salgas de la ducha".
"¿Qué pasa?", preguntó Caperucita.
"Que el Lobo quiere darme dinamita,
y como tú de Lobos sabes mucho,
quizá puedas dejarle sin cartuchos".

Poco después Caperu atravesaba
el Bosque de este cuento. El Lobo estaba
en medio del camino, con los dientes
brillando cual puñales relucientes,
los ojos como brasas encendidas,
todo él lleno de impulsos homicidas.

Pero Caperucita, -ahora de pie-
volvió a sacarse el arma del corsé
y alcanzó al Lobo en punto tan vital
que la lesión le resultó fatal.
El cerdo, que observaba ojo avizor,
gritó: "¡Caperucita es la mejor!".

¡Ay, puerco ingenuo! Tu pecado fue
fiarte de la chica del corsé.
Porque Caperu luce últimamente
no sólo dos pellizas imponentes
de Lobo, sino un maletín de mano
hecho con la mejor... ¡piel de marrano!

4 comentarios:

  1. Bah, eso lo dices sólo porque te llamo para felicitarte los casi treinta :P

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  2. jajaja..., ya veo que te lo pasas muy bien por aquellas tierras (¡sigue así, que nos encantan tus aventuras!). Besitos, guapetón.

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