martes, 11 de mayo de 2010

¡Erre dé a, erre dé a!

Lo sabrán los queridos y TMI para los nuevos pero El Flaco y Grasas diletaban sobre las tablas mucho. De esa época nos queda saber que hacíamos más mierda que cosas buenas (ninguna) y tener una primera visión de lo que era gestionar recursos humanos y materiales con eficiencia (poco). De ese poco nace una de mis frases favoritas que gritaba cuando algo iba mal ¡RDA, RDA, RDA! Porque en serio, ¿hay algo más divertido e ineficiente que la República Democrática alemana?

Por supuesto que no

En nuestros sueños y en promesas falsas, íbamos a ser expatriados al país más eficiente del mundo, a la orgía de gestionar recursos como Dios manda y además triunfar dominando al resto con un fiero yugo de libertad.

Guess again.

¡RDA, RDA, RDA!

Esto iba a ser una entrada sobre el sistema sanitario americano. Gente más lista y mas gorda ya ha hablado de ello, os lo ahorramos. Resumiendo es una puta mierda, público o privado. El más crítico con la sanidad pública en España la añora expatriado. True story.

Los recientes senánigos con servicios públicos de EF&G llevan a evitar hablar de sanidad. Eso y que es un coñazo.

A Grasas le cortaron la luz. Por impago. Durante 14 angustiosas horas. De noche. El impago se produce porque el pago automático que puse no funciona. No coincide mi nombre de la tarjeta de crédito y el nombre que tiene mi compañía. Por teléfono decidieron llamarme (nombre falso) Bizente Gomez Moreno. Les llamé y les dije que lo corrigiesen. Lo hicieron. A Vicente M. Gomes. No me preocupé de verificarlo. Ni de abrir las amenazantes cartas de impago. Corte de luz, desastre de nevera e imposibilidad de solucionarlo. Si les llamo inventarán otro nombre ficticio y si lo hago por internet no puedo porque mi banco me tiene como Vicente Gomez-Moreno y en el formulario me impide poner guiones. Me cortarán la luz de nuevo. Sin duda.

El mismo día de el corte a El Flaco le cortaron el gas. Por impago. Su historia es mejor, que edite si cree necesario. En un arrebato de hipsterismo decidió salvar algún bosque y no recibir cartas físicas del gas. En esas cartas le instaban a pagar. No lo hizo. Le cortaron el gas. Para reactivar el servicio necesita una clave. Que le llegó en una carta. Solo que nunca la recibió. Y sin el código no puede hablar con el servicio técnico.
Ahora no se ducha en casa sino que lo hace en un burdel (citation needed).

Estos ejemplos no son muy divertidos pero ilustran la sensación de trabajar en este país. Sin revelar El Ramo (AL) en el que trabajamos podemos decir que cualquier trámite con cualquier administración/empresa gorda se soluciona a base de mucho papeleo, intermediarios e intermediarios.

El trato con la empresa privada no es mejor. En El Ramo las cosas no son mejores. No hay eficiencia, no hay deseo de optimizar procesos, de superarse, de gastar menos y hacer más. Nada. No existe. Existe el conformismo, el si funciona no lo toques, el ya nos lo comprará alguien, el qué hay de lo mío.

No vamos a ocultar nuestra decepción con el modo de hacer las cosas americano. Nos esperábamos la panacea, el siglo XXI y nos hemos encontrado a Joseph K tomando una cerveza con Opie. En horario de trabajo. De 8:00 a 15:30.

Es cierto, no conocemos todo el país y seguro que hay sectores punteros. Pero las afirmaciones taxativas y generalizadoras son divertidas. Ahí va: todo lo que les han contado sobre lo bueno que es el modo de trabajar en los USA es puta mentira. Todo. Y si queréis discutirlo, os venís y lo comprobáis. Que hablar sobre lo que se desconoce o de lo que nos cuentan las pelis es de puta madre y facilísmo. Por eso aquí lo hacemos El Flaco y Grasas.

Cerramos círculo con otra reflexión sobre nuestra amada RDA (¡RDA!). ¿Cuánto de malo debía ser el comunismo para que estos tipos acabasen ganado la Guerra Fría? Hablaremos quizá sobre ello y de cómo superviven más tarde. Pero ustedes vienen por los chistes y la tontuna. Ahí va uno.

Un señor de la RDA decide que con 4 hijos ya es hora de comprar un coche, que además le toca porque es familia numerosa y miembro del partido. Empieza a hacer los trámites pasando por el ministerio de la familia proletaria, consigue los sellos de la fábrica. Hace las fotos del familia y las compulsa en el centro del partido más cercano y en el de Zwickau, que de allí vienen los Trabant. Pasa el examen de conducir pero tiene que volver a demostrar que hizo el servicio militar... (rellenen con trámites, al gusto).

Tras todo el proceso llega a la última ventanilla en la que el funcionario de transportes le sella la cartilla y dice:
- Enhorabuena camarada, usted recibirá su Trabant dentro de tres años, dos meses y veinticuatro días.
- ¿Por la mañana o por la tarde?
- ¿Por qué es eso importante?
- Porque por la mañana me viene el fontanero.

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